
Acabo de colgar en la pared de mi nuevo hogar, una lámina de papel con un libre y maravilloso colibrí. Pues, he vuelto a querer compartir algunas emociones y pensamientos aquí.
Un acto sencillo que trae consigo mucho poder y mucha magia.
Encontré el dibujo en una caja donde puse la mayoría de las joyas que me regalaron mis viajes por Argentina, Uruguay y Brasil. Percibo la casa como nuestro templo entonces,
¡ Había que llenarla aún más de energía !
En la cosmogonía precolombina, el colibrí adquiere muchos significados.
Es un mensajero de buenos deseos y guardián del tiempo; es capaz de volar hacia atrás y transcurre su tiempo bebiendo el néctar de las flores así que saborea cada momento. Es dinamismo, vitalidad, alegría y belleza. Estas hermosas aves están asociadas a la independencia y nos enseñan a luchar de una manera donde no se hace daño a nadie.
Generalmente el aleteo del colibrí en sus movimientos dibuja un ocho, símbolo del infinito, de la eternidad y continuidad.
De repente, me llega un mensaje de un amigo muy querido que vive en Canarias y que está viajando en su moto, para llegar de ahí a Italia. En la conversa, le sale esta frase: “Un sasso che rotola sempre non si ricoprirà mai di muschio” y contenta, le agradezco para recordarme una vez más el entusiasmo que se siente en querer siempre progresar, trazando nuestro propio camino y asombrándonos a cada esquina.
¿ Y las raíces ? Son fundamentales y nos acompañan y lo harán siempre, pese a que sigamos explorando, escuchando al otro y abriendo alma y corazón.
Para concluir, os dejo con una emblematica frase de Che Guevara “Hay que endurecerse pero sin perder jamás la ternura”.
Espero que lleguen voces en respuestas a estas palabras…
Os agradezco mucho y os deseo…
¡ Felices sueños !
e…buona festa della Liberazione!
Con mucho amor y chispa.
Sarita.
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